Desde el siglo IV hasta el XIV,los cambios fueron escasos y se produjeron muy lentamente. La mayoría de la población vivía en el campo, y el atuendo empleado se llamaba brial.
vistosos en una misma prenda: en las calzas, la aljuba o el justillo.
Es a mediados del siglo XIV cuando se puede empezar a hablar de moda aunque todavía no del sistema moda tal como lo entendemos hoy. El atuendo masculino se compone de un jubón, especie de chaqueta corta y estrecha hasta la cintura o la jaqueta hasta los muslos, unido a unos calzones que descubrían la forma de las piernas. El jubón se considera una prenda revolucionaria. El traje de la mujer sigue siendo largo, pero mucho más ajustado y escotado resaltando el busto y las caderas. Se completaba con unos tocados extravagantes: un cucurucho exageradísimo o dos salientes laterales en forma de cono como dos cuernos.
Solían llevar los españoles de la Reconquista, sobre todo desde el siglo XI, dos o tres piezas superpuestas a modo de túnicas (la túnica y la loba o sayo sin mangas, además de la camisa) siendo por lo común la superior de ellas el brial, pieza que en sus diferentes formas se adornaba con bordados y se abrochaba con botones, ajustándose al cuerpo desde la cintura arriba y pendiendo de ésta unos faldones por los lados. Estos faldones (que para algunos, constituyen el verdadero brial) se suprimieron o redujeron notablemente desde mediados del siglo XV quedando el cuerpo superior o jubón solo o con pequeñas faldillas y combinado entonces con las calzas enteras. El bambezo, gunapié, la gonela o gonel y el ciclatón (éste último, siempre rico y de gran vuelo) de que nos hablan los documentos de la Edad Media, fueron túnicas talares que se diferenciaban poco y el sobregonel, como indica su nombre era una especie de sobretodo que al admitir una esclavina o un cuello amplio en el siglo XIII, se llamó garnacha, convirtiéndose en gabardina y gabán cuando se hizo más corto y sin esclavina al final de la época.
Las calzas obtuvieron todo su desarrollo desde el siglo XIII hasta finalizar el XV y se llevaban ajustadas a las piernas desde el pie, hechas generalmente de punto (de lana o seda) y bordadas o adornadas. Las calzas eran inicialmente usadas únicamente por los hombres, pues las mujeres iban con los pies y piernas descubiertos, excepto por el zapato. Recién en el siglo XV las calzas empiezan a ser usadas por la mujer. Había diferentes formas de llevar las calzas.
- se llamaban bermejas las de color rojo y eran propias de nobles
- las calzas italianas eran listadas de arriba abajo y de dos colores diferentes
- a la española
- ahuecadas
- etc.
Antes de dicha época, se había introducido ya el uso aunque menos frecuente de las calzas o medias calzas pero siempre debajo de las túnicas cortas o de los briales pero desde principio del siglo XV fueron suprimiéndose las túnicas y para lucir la gentileza del talle se adoptaron los jubones y corpiños, junto con las calzas enteras.
Las mujeres tomaron por entonces las faldas, también con los jubones y suprimieron la túnica. Toda esta innovación del traje comenzó en Italia, pero no tardó mucho en irse extendiendo por Europa aunque al principio solo fuera adoptada por los juglares y los pajes de los grandes señores. A España, llegó la moda a mediados de dicho siglo y se extendió en el siguiente.
La falda consistía en una pieza de tela cuadrangular con un agujero en el centro, por el que se ajustaba a la cintura, quedando cuatro picos en la parte inferior.
Para abrigo y vestidura exterior, se llevaban en la Edad Media diferentes mantos y capas, además de los sobretodos antes nombrados. La principal materia prima de dicho abrigo era la lana. En los primeros siglos, se usó la capa romana abrochada con fíbula por delante o sobre el hombro derecho y también la guasapa o capa con capuchón. Siguió después el albornoz (de imitación arábiga) que era otra capa cerrada hacia el pecho pero abierta y de gran vuelo por abajo y en los últimos siglos de la época se acortaron la capa y los sobretodos que antes llegaban hasta los talones.
Para cubrir la cabeza estaba en uso entre los hombres de aquella época el sombrero o casquete cilíndrico o semiesférico o un turbantillo a modo de pañuelo enrollado mientras que las damas solían llevar una cofia terminada en puntas.
Para calzado servían según la clase social del sujeto, las antiguas sandalias, los zuecos, los borceguíes y los zapatos muy puntiagudos e incluso las mismas calzas, que a menudo llevaban adheridas al pie unas suelas puntiagudas y largas. Las señoras elegantes calzaban en los siglos XIV y XV altos chapines, especie de chanclos con corcho muy grueso sobre la suela, costumbre que se extendió hasta el siglo XVII.
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