EMBAJADOR BEDUINO
Alhá guarde la existencia
de mi Sultán y Señor;
hoy me cabe un grande honor
viéndome en vuestra presencia.
Soy un humilde vasallo,
tipo de fuerza y bravura;
que, de Africa en la espesura,
en el olvido me hallo.
En un pequeño recinto,
junto a la abrasada arena,
pasa mi existencia, ajena
al mundano laberinto.
Si a apurar llega mi labio
un punto vuestra paciencia ...
dad lugar a la clemencia
perdonándome el agravio.
Vive conmigo un anciano
que todos mis pasos guia;
y un punto de noche y día
no me deja de su mano.
Es de saber un portento;
que lee en cada planeta
toda la ciencia secreta
que esconde en sí el firmamento.
De cuyo cerebro sano
brota elocuencia y verdad,
pues roba a la oscuridad
su profundísimo arcano.
Es un prodigio que asombra,
y su saber, tan profundo,
que no hay misterio en el mundo
que se le oculte y esconda.
Vino una noche muy bella
de hermosísimos fulgores ...
limpio el cielo de vapores ...
era un faro cada estrella.
De su luz y sus reflejos,
profundamente me hablaba;
mientras yo atento escuchaba
todos sus sabios consejos.
Díjome: -”mira esa estrella;
lleva consigo un secreto;
por arrancar su secreto,
ha dias sigo su huella.
-”El astro en que yo me fijo,
con sus luces corrobora
lo que otro me asesora,
vas a saberlo, me dijo:
-”En una playa arenosa
que el mar con sus hondas baña,
para orgullo de la España,
hay una perla grandiosa.
-”Para hacerla más dichosa
sus hijas, sus joyas dieron,
y a su placer la pusieron
por nombre .... Villajoyosa.
-”Rica, heroica y galana,
entre fragantes olores,
envuelta en lecho de flores
mora al pie de Puig-Campana.
-”Ostenta un fuerte peñón,
en cuyo obelisco hermoso
tiene nuestro Rey, ansioso,
puesta toda su atención.
-”Es un pueblo de cristianos
lleno de loca arrogancia,
crasa, supina ignorancia,
y de procederes vanos.
-”Pueblo que nada respeta;
y en su torpeza y error
le intimida y causa horror
la ley de nuestro Profeta.
-”Fieles a la ley de Roma,
de falsa la nuestra arguyen;
y maldades atribuyen
a los siervos de Mahoma.”
Profundamente me hirieron
las frases de aquel anciano,
y las fraguas de Vulcano
en mi corazón ardieron.
Ciego de ira empuñe
este acero inmaculado,
que veces mil ha triunfado,
y el ayudaros juré.
Apenas la aurora bella
anunció el próximo día,
la voz de alarma corria
por la sarracena tierra.
La dulzaina con sus sones
el vasto desierto henchía
hasta el confín, y atraía
a todos los corazones.
Brilló ese rojo pendón
que jamas se vió humillado;
sí victorioso y vengado
sin empañarle un borrón.
Bajo su sombra siguieron
los héroes que acaudillo;
no ostentan lujo, ni brillo,
porque muy pobres nacieron.
No tienen ricos corceles,
ni plateadas gumías,
ni brillantes chirimias,
ni sedosos alquiceles
Un tosco ropón, su traje,
rostros pardos y ceñudos;
inflexibles, fuertes, rudos
en el ardor del combate.
El Universo es testigo
de los prodigios que hicieron
los que el trono destruyeron
de Witiza y de Rodrigo.
Armados con su arcabuz
que es su ejida y esperanza;
humillarán toda lanza
que se escude con la Cruz.
Y de ese soberbio muro
las almenas elevadas,
harán venir derrumbadas
en castigo de su orgullo.
Y todas las maravillas
que hoy ostenta tan ufana,
las contemplarán mañana
convertidas en ruinas.
Y todos esos primores,
y sus joyas y hermosura
se tornarán sepultura
de sus mismos defensores.
Y harán respetar, Señor,
a esos cobardes infieles,
del Corán las sacras leyes,
y del Rey Moro el valor.
Y la fama, en breve tiempo,
vuestras gloriosas acciones
llevará por las naciones,
para memorable ejemplo.
Su suelo patrio dejaron
y con fervor al partir
de vencer o de morir
el juramento prestaron.
Honor, bienes, opinión,
rendimos a vuestros pies;
elegid la tumba pues,
rostros pardos y ceñudos;
inflexibles, fuertes, rudos
en el ardor del combate.
El Universo es testigo
de los prodigios que hicieron
los que el trono destruyeron
de Witiza y de Rodrigo.
Armados con su arcabuz
que es su ejida y esperanza;
humillarán toda lanza
que se escude con la Cruz.
Y de ese soberbio muro
las almenas elevadas,
harán venir derrumbadas
en castigo de su orgullo.
Y todas las maravillas
que hoy ostenta tan ufana,
las contemplarán mañana
convertidas en ruinas.
Y todos esos primores,
y sus joyas y hermosura
se tornarán sepultura
de sus mismos defensores.
Y harán respetar, Señor,
a esos cobardes infieles,
del Corán las sacras leyes,
y del Rey Moro el valor.
Y la fama, en breve tiempo,
vuestras gloriosas acciones
llevará por las naciones,
para memorable ejemplo.
Su suelo patrio dejaron
y con fervor al partir
de vencer o de morir
el juramento prestaron.
Honor, bienes, opinión,
rendimos a vuestros pies;
elegid la tumba pues,
REY
Alma grande y bondadosa
que la mía habéis robado;
absorto me habeis dejado
con acción tan generosa.
Cumpliendo en vuestros destinos;
atacando a los cristianos
con las armas en las manos,
triunfaréis los beduinos.
¡Oh sublime corazón!
Alma de inmensa virtud,
de mi eterna gratitud,
obtendréis el galardón!
Si a vuestros golpes zozobra
ese mi anhelado fuerte,
completaréis de esta suerte
vuestra comenzada obra.
Decid a vuestros soldados,
dignos de mi estimación,
que dentro del corazón
tendré sus hechos grabados.
Y entonces mi gratitud,
será para ellos notoria,
dándoles, para memoria,
premios, por su exactitud.
Si batallan con acierto,
ganarán honor y gloria;
debiendo yo la victoria
a los hijos del desierto.
Que si a lidiar por mi honor
con tanto empeño vinieron,
mi estimación merecieron
por su heroico valor.
EL EMBAJADOR A LOS BEDUINOS.
¡Hijos del Africa, hermanos!
Con valiente corazón
luchemos por la razón
entre moros y cristianos.
La lengua del arcabuz
hable, y decida la suerte;
¡fuego, sangre, guerra, muerte!
¡La Media Luna, o la Cruz!
Nuestro nombre eternicemos,
dejando escrita en la historia
una página de gloria,
cuando a la tumba bajemos.
Al enemigo afrontemos
con valor, y de esta suerte
busquemos honrosa muerte,
o con victoria brillemos.
Ruede, pues, desde su altura
ese fuerte colosal,
aunque halle cada cual
bajo de él la sepultura.
Bien sé que, cual yo, anheláis
ver este suelo bañado
de sangre, y dejar vengado
el nombre que veneráis.
El grande Alhá nos lo abona
todo por gloria y honor
de nuestro Rey y Señor
y el grán profeta Mahoma.
Alma grande y bondadosa
que la mía habéis robado;
absorto me habeis dejado
con acción tan generosa.
Cumpliendo en vuestros destinos;
atacando a los cristianos
con las armas en las manos,
triunfaréis los beduinos.
¡Oh sublime corazón!
Alma de inmensa virtud,
de mi eterna gratitud,
obtendréis el galardón!
Si a vuestros golpes zozobra
ese mi anhelado fuerte,
completaréis de esta suerte
vuestra comenzada obra.
Decid a vuestros soldados,
dignos de mi estimación,
que dentro del corazón
tendré sus hechos grabados.
Y entonces mi gratitud,
será para ellos notoria,
dándoles, para memoria,
premios, por su exactitud.
Si batallan con acierto,
ganarán honor y gloria;
debiendo yo la victoria
a los hijos del desierto.
Que si a lidiar por mi honor
con tanto empeño vinieron,
mi estimación merecieron
por su heroico valor.
EL EMBAJADOR A LOS BEDUINOS.
¡Hijos del Africa, hermanos!
Con valiente corazón
luchemos por la razón
entre moros y cristianos.
La lengua del arcabuz
hable, y decida la suerte;
¡fuego, sangre, guerra, muerte!
¡La Media Luna, o la Cruz!
Nuestro nombre eternicemos,
dejando escrita en la historia
una página de gloria,
cuando a la tumba bajemos.
Al enemigo afrontemos
con valor, y de esta suerte
busquemos honrosa muerte,
o con victoria brillemos.
Ruede, pues, desde su altura
ese fuerte colosal,
aunque halle cada cual
bajo de él la sepultura.
Bien sé que, cual yo, anheláis
ver este suelo bañado
de sangre, y dejar vengado
el nombre que veneráis.
El grande Alhá nos lo abona
todo por gloria y honor
de nuestro Rey y Señor
y el grán profeta Mahoma.
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